16 de agosto de 2024

Dos flores y un día


En el patio de mi casa hay un cactus que vive despacio y solo. Apenas le hablo y él también me ignora, porque en toda su vida no ha florecido. Pertenece a una familia que da su flor, una vez al año, y se marchita en pocas horas. 

Yo mantengo las distancias, así que tampoco le doy opción a pincharme. Él utiliza su esterilidad para hacerse el muerto conmigo. Me acerco solo lo suficiente, y le sonrío tímidamente. Es una manera de que al menos uno de los dos parezca vivo. 

Esta noche, mientras estaba escribiendo, me sorprendió. En mi aniversario me ha regalado las dos primeras flores de su existencia. Me las dio para que aprenda a acercarme más a la vida

Porque no todo son espinas.





*Fotografías de Idoia Laurenz

No hay comentarios:

Publicar un comentario