Si sólo fuera ópera, sería una de María Callas, con la voz de las tribus vascas cuando quieren llamar desde un valle a otro, para advertir que su gente se ponga a resguardo, porque después de un suspiro, llegará la tormenta.
Luego vendrá la lluvia desde sus ojos, y todas las aguas nacerán allí, dónde suena el llanto.
En sus valles, los senderos serán todos de piedra y las noches soñarán con pintar la sombra de su melena, para dejar que su luz se vista de blanco.
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