14 de agosto de 2021

Desmemoria

No se me muera de curiosidad. Salga de su aburrimiento para escuchar mi verdad a la fresca, porque hacerlo a las diez de la noche ya es patrimonio inmaterial de la UNESCO. 

Sepa que a veces le escribo a él desde algún lugar de su triste olvido. Me caben pocas palabras en el espacio pequeño que se reserva sólo para desenterrar el odio repartido entre sus amores no correspondidos. Aquí no somos muchos y tampoco somos patrimonio de nadie. Nos falta un nombre y también nos sobra el sitio. 

Este es un subconjunto de innombrables, una intersección entre el mundo que le hubiera gustado vivir y el infierno que le ha sobrevivido.

Sólo recuerda a los que ya no existen. Para bien o para mal, ama y odia respecticamente a los que no le han querido. Es un orfebre de epitafios. También cuando alguien no le importa, sabe escribirle muy bien desde un trono de mentira. Entonces, con las palabras, se convierte en el mejor malabarista de este puto circo. No aspiro a ser protagonista de sus poemas. Yo lo único que sé es que todavía respiro.


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