En medio de tanta confusión de megabytes, tu verdadera personalidad es el máximo común denominador, entre tu perfil virtual de Facebook y el perfil real que muestras al vecindario.
La verdad es el resultado final que obtienes al restar a tus palabras anónimas, el valor real de tus gestos cotidianos.
Tu pensamiento se torna patológico cuando invierte más tiempo en la virtualidad que en la familia.
Y si a pesar de todo, sigues convencido de que te has enamorado a través de una pantalla, ten cuidado, porque has entrado en el terreno de la metafísica.
Mira tu rostro frente a un espejo y verás que te has enamorado de la idealización de ti mismo.
Real como la vida misma y virtual también :)
ResponderEliminarSaludos Idoia!!
Gracias, Antonio. Si lo piensas, hace años hablábamos de la caja tonta, en el sentido que hacíamos un uso abusivo de la TV. Ahora el atontamiento es mucho más grande, la despersonalización es brutal, y se vive de cara a dar una imagen virtual, no me refiero a las fotos, que también son irreales muchas veces, sino también a través de las palabras utilizadas para parecer mucho más guay de lo que uno es en verdad. Es tremendo.
EliminarUn abrazo.