Duermo durante el día en la popa del
olvido con todos los cabos rotos. En la proa se oye el eco de algunos hombres que merecieron en vano mi
tiempo. Y mis pies juegan en la estela
de un recuerdo que carece de sentido.
Sólo queda un loco de la colina que aún sigue en la deriva de este desvarío. Alguien que voltea su mundo por la borda antes de lanzarse a pique
conmigo.
Pero nadie sabe que algunas noches de
niebla cerrada me subo al palo mayor.
Y allí conquisto mi sueño.
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