4 de enero de 2016

La inicial de tu tierra

    En este barco sin espacio para los lamentos pesa demasiado el lastre de lo prohibido. Aquí es imposible mantener tu nombre a flote sin renunciar al amor de palabra. Pero el deseo camina descalzo por la cubierta con la esperanza de conseguirlo.

       Duermo durante el día en la popa del olvido con todos los cabos rotos. En la proa se oye el eco de algunos hombres que merecieron en vano mi tiempo.  Y mis pies juegan en la estela de un recuerdo que carece de sentido.

       Sólo queda un loco de la colina que aún sigue en la deriva de este desvarío. Alguien que voltea su mundo por la borda antes de lanzarse a pique conmigo. 

       Pero nadie sabe que algunas noches de niebla cerrada me subo al palo mayor. 

        Y allí conquisto mi sueño.

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