Hay otras que no asumen el dolor propio y lo delegan. Su incapacidad la transforman en una responsabilidad ajena, y se disfrazan de víctimas, pero nunca aprenden nada.
Hay otras que no asumen el dolor propio y lo delegan. Su incapacidad la transforman en una responsabilidad ajena, y se disfrazan de víctimas, pero nunca aprenden nada.
Sin embargo, cuando veas a una dama vieja y guapa, siempre reconocerás delante de tus ojos a aquella mujer que un día fue joven.