Selfie, por Idoia Laurenz. |
Para nada me sirve utilizar la mente contigo, y mucho menos el corazón.
No es de fiar la cabeza para tomar decisiones, pues no sabe distinguir entre lo real y lo imaginado. Se equivoca el corazón, porque está en su naturaleza la virtud de equivocarse.
El cuerpo, sin embargo, siempre tiene la razón.
Por eso, elimino de la dieta todo aquello que a mi estómago le cae mal, y prescindo en mi vida de todo aquél que me saca de quicio.
Hablo cuando quiero y canto cuando me da la gana.
Si me pagan con el silencio, yo también prefiero callar. Callo porque me lo pide el cuerpo, que es el único sabio a quien obedezco, y callo porque me lo suplica mi boca.
Porque el cuerpo nunca miente.
Y en mi boca mando yo.